A pocas semanas de las elecciones generales, el partido oficialista LIBRE enfrenta una situación inédita. La persistente caída de su candidata Rixi Moncada en las encuestas ha generado señales de alerta tanto en actores políticos como en la ciudadanía, ante la posibilidad de que el oficialismo recurra a maniobras para asegurar su permanencia en el poder.
Expertos y comentaristas señalan que el discurso de la campaña, que en un principio se centró en la “refundación” de la nación, ha evolucionado hacia tácticas de subsistencia política. El panorama electoral muestra una escalada de la tensión entre el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el órgano electoral, con acciones que ciertos sectores consideran atípicas o alarmantes.
Señales de alarma en el ámbito institucional
Fuentes próximas al Congreso Nacional y al Tribunal Electoral indican la presencia de presiones internas y debates acerca de posibles reformas rápidas que tendrían la capacidad de alterar las normas de procedimiento en el transcurso del proceso electoral. Conforme a lo expresado por un diputado de la oposición en declaraciones recientes, “Están desesperados. Saben que Rixi no levanta y están buscando cómo torcer el resultado”.
El empleo de la Comisión Permanente del Congreso como herramienta para legitimar resoluciones excepcionales ha sido identificado como una potencial vía de supervisión sobre el sistema electoral. Esta situación provoca preocupación en diversos ámbitos, los cuales enfatizan la importancia de acatar los procesos constitucionales y asegurar la claridad en el recuento de sufragios.
Reacciones de la sociedad y actores políticos
La situación ha movilizado a ciudadanos y partidos de oposición, así como a observadores internacionales, quienes exigen garantías claras de transparencia en el proceso electoral. Manifestaciones recientes en la capital del país reflejan un reclamo por la protección de la voluntad popular y la prevención de acciones que puedan interpretarse como fraudulentas.
Desde la perspectiva del partido LIBRE, la campaña continúa promoviendo sus mensajes y actividades, aunque el enfoque ha ido cambiando hacia la contención de daños y la búsqueda de legitimidad frente a la opinión pública. Mientras tanto, la ciudadanía sigue monitoreando de cerca los movimientos políticos, con atención particular en las reformas legales que podrían afectar el marco electoral.
Implicaciones para la gobernabilidad y la participación
El escenario actual plantea desafíos para la gobernabilidad y la confianza institucional en Honduras. La combinación de una caída sostenida en las encuestas y la percepción de maniobras extraordinarias puede afectar la participación ciudadana y la estabilidad política. Expertos en derecho electoral advierten que cualquier alteración de procedimientos establecidos podría generar un efecto en cadena sobre la credibilidad de las instituciones y la aceptación de los resultados finales.
La crispación política persiste, y los días venideros se vislumbran cruciales para establecer no solo el desenlace de la disputa, sino también la aptitud de la nación para preservar sus procedimientos democráticos dentro de los límites jurídicos actuales. El foco se centra en la manera en que las entidades reaccionarán a la presión política y en la voluntad de los participantes para asegurar un desarrollo claro y fidedigno.
