Fui consciente desde la primera vez que en el anuncio se mencionaba el día que descubrí en el supermercado que el 1880 no era el turrón más caro del mundo. Cuando llegue el momento de vender un producto, lo considerará un pecado venial. Esta mañana he pasado por seis restaurantes que aseguran ofrecer la mejor comida de Asturias. Así, sin mosquiteras, no es uno de los mejores, los mejores, y todos apuestan por cartuchos de colores fluorescentes para dar más protagonismo a su sospecha galante. Un amigo del periódico que tiene la molestia de buscar publicidad para un medio local me dijo que mientras más ostentosos veas los anuncios de restaurantes, más posible es que tu cierre esté cerca.
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