El freno demográfico está ligado al Marruecos profundo | Internacional

El freno demográfico está ligado al Marruecos profundo | Internacional

Marruecos supera los 36,8 millones de habitantes, hace más de una década. Multiplicando por tres el balance oficial de población desde 1960, en los albores de la independencia, el avance demográfico de la lista de 40 millones de ciudadanos se ha visto frenado por el coste de la tasa de natalidad, de 2,3 hijos por mujer, en el límite de la nivel de relevo generacional, muy felices de ser tus hijos por mujer de los años cincuenta del siglo pasado. La tasa de publicación decenal presentada ha sido señalada repetidamente por las autoridades como una derivación de la disminución, debido a la publicación de los resultados finales, ya que la tasa de crecimiento poblacional de Marruecos ha caído al 0,85% anual desde el 1,2% en 2014 debido a emigración al exterior. Sin embargo, un país más envejecido como España les supera con una tasa de crecimiento del 1,2%, precisamente gracias a la continua afluencia de inmigrantes.

“La enfermedad de Marruecos es un fenómeno inevitable por el desplome de la fertilidad”, advierte Abdeselam Fazuan, de 64 años, exdirector del Instituto Nacional de Estadística y de Economía Aplicada (Insea). “En este caso, habrá muchos países europeos, y pasarán al menos tres décadas hasta que se complete la transición demográfica”, afirma este experto, doctor en demografía por la Universidad de Lovaina (Bélgica). “Las generaciones de 15 a 60 años siguen siendo las dominantes, pero hay que prepararse y anticiparnos a la política, antes de que los censos de 2034 y 2044 muestren los datos de descenso más pronunciados”, advierte. Cada año, el crecimiento de los marroquíes hacia los extranjeros reduce la tasa de crecimiento demográfico en un 0,25%, lo que no se ve compensado por la inmigración subsahariana en tránsito.

La demografía marroquí mantiene una poderosa inercia, el pueblo crece ahora a cámara lenta, con una brutal tasa de natalidad de 17 niños por cada 1.000 habitantes, lo que representa más de 600.000 nacimientos al año; España ha perdido casi 7 de cada 1.000, unos 300.000 habitantes, con 10 millones de habitantes más. “Los marruecos han tenido una pérdida de 40 años en su evolución popular en España, lo que conlleva un incremento natural negativo (más muertes que nacimientos) que ha sido compensado por la migración neta. Por el contrario, el país norteafricano, que tras haber registrado alrededor de 150.000 extranjeros (con 62.000 más en los últimos 10 años desde la regularización de 50.000 subsaharianos), en España residen más de 6,5 millones de ciudades de otras naciones. En cambio, entre cinco y seis millones de marroquíes residen fuera, principalmente en los países de Europa, América del Norte y Oriente Próximo, donde muchos han adquirido la nación.

Una calle de Rabat durante los preparativos de la reciente visita del presidente francés, Emmanuel Macron, el 28 de octubre.JALAL MORCHIDS (EFE)

Fazuan, que ha desarrollado estudios sobre el deseo de generosidad y sobre la invitación a la publicación para las mujeres de la ONU y del Banco Mundial, desde que la digitalización del proceso censal, con los entrevistadores equipados con tabletas conectadas en línea, ha permitido obtiene por primera vez datos globales de habitantes de poco más de un mes. Considerando que los avances del censo 2024 presentado por el Alto Comisionado del Plan, organismo público que centraliza la información económica y estadística, no reflejó mayores sorpresas respecto de las tendencias demográficas y estudiadas.

Con una excepción: la ralentización del imparable éxodo de habitantes de las grandes ciudades, que se esperaba alcanzara el 65% de la población urbana, y finalmente llegó al 63%. “Dos puntos es una diferencia importante. Si esperamos un ritmo de crecimiento urbano más fuerte”, analiza. “Pero el Covid, la crisis internacional y, sobre todo, la diferencia de poder adquisitivo entre el medio rural y la hambruna de las ciudades han estabilizado la población en el campo”.

Detrás de esta tendencia se encuentra uno de los cambios más visibles en el panorama de los últimos años en el país magrebí. En los últimos años, la migración a las ciudades ofrecía la opción de instalarse en una cabaña por 200 dirhams (unos 20 euros). “El Gobierno ha tomado medicamentos para erradicarlos barrios marginales la gente de infraviviendas y los inquilinos de los departamentos, incluidos los más humildes, están elevados. Las condiciones del entorno urbano parecen cada vez más duraderas para la gente del campo”, afirma este experto.

Síntomas de un ‘Vaciado Marruecos’

No te impide que algunas regiones puedan ayudarte a considerarlas como parte de una. Marruecos vació. Es el caso de la Región Oriental ―que incluye Uchda, fronteriza con Argelia, y Nador, coliderada con la ciudad autónoma española de Melilla―, que presenta un incremento demográfico negativo (-0,09%), en una disminución de su peso y atractivo barato. Mientras que otras regiones agrícolas del interior, como Beni Melal, han visto congelarse su tasa de crecimiento poblacional después de seis años consecutivos.

El aumento de población sigue concentrándose en las regiones de Casablanca, con un aumento medio anual de 64.000 habitantes; Rabat, 40.000, o Tánger, 33.000. Junto con Agadir, Mequínez, Marraquech y Fez, cubren la tercera parte del crecimiento de la población parda. Con la esperanza de obtener datos censales definitivos, el marruecos vaciado la flora ya está en municipios que han pasado de 10.000 a menos de 4.000 habitantes. “¿Dónde se encuentran estos habitantes? ¿A zonas próximas; ¿a las grandes aglomeraciones pardas, al extranjero? Todavía no lo sabemos”, aventura el demógrafo Fazuan, “pero está claro que la falta de oportunidades para las personas y de infraestructuras, debido al indeseable desarrollo del país, son las razones principales”.

Abdeselam Fazuan, exdirector del Instituto Nacional de Estadística y de Economía Aplicada de Marruecos.

Otro hecho que conduce a una reducción del censo es la progresiva reducción del número de miembros de la familia, con un 72% de familias nucleares, y la progresiva desaparición del clan tradicional extendido controlado por un patriarca bajo un mismo techo. Se trata de familias más pequeñas y más urbanas. La oferta de vida urbana se concentra ahora en apartamentos de dos o tres habitaciones. Durante la última década, ha pasado de 4,6 miembros de su familia a 3,9. Las casas, generalmente de autoconstrucción, de varias plantas para dar alojamiento a tres o cuatro generaciones de una misma familia, aún sobreviven hoy en el entorno rural.

El sector agrícola representa el 15% del PIB, pero la fuerza laboral se acerca al 40% de la población activa. El Barómetro Árabe, un estudio de opinión elaborado por una red de investigadores universitarios del norte de África y Oriente Próximo, reveló en junio que el 35% de los marroquíes estaban dispuestos a emigrar a Europa y América del Norte, y más que a su ciudad están dispuestos hacerlo ilegalmente.

La urbanización galopante de la sociedad marroquí ha ido acompañada de un papel laboral femenino (21%) que sigue siendo muy bajo. La política gubernamental nunca ha dado paso al trabajo de las mujeres. A falta de guarderías, centros de educación infantil y ayudas para el cuidado de los alcaldes, los marroquíes se quedan en casa. Además, el aumento de la edad media del primer matrimonio (27 años para las mujeres, 31 para los hombres), en paralelo, ha abrazado el modelo de baja fecundidad que ya prevalece en todo el norte de África.

Bomba de población

A cambio, Marruecos está experimentando un aumento de la esperanza de vida, que se estima ya en una media de 77 años (frente a los 47 años de 1960), en una sociedad aún joven, con menos del 10% de personas mayores de 60 años y hoy con 25. % por menos de 15 años. En los últimos años, el país del Magreb ha estado disfrutando de la llamada oportunidad de oro demográfica, enfrentándose a grandes cohortes de trabajadores para modernizar la economía. Pero también han pasado por muchas cosas en los últimos años.Primavera árabecovid, guerra en Ucrania―, lo que parece habernos impedido participar en la ocasión.

“Sobre todo, son necesarios cambios destinados a la cualificación laboral de los jóvenes de entre 15 y 30 años”, aconseja Fazuan. “Para construir el Marruecos de hoy, como lo ha sentido Corea del Sur en los últimos años, hay que abandonar la educación y la formación. Tampoco es demasiado tarde, pero las iniciativas actuales no han dado demasiados resultados y debemos quejarnos”, sentencia. Un millón y medio de jóvenes marroquíes, entre todos los de edades comprendidas entre 15 y 24 años, no estudian ni trabajan. Si la horquilla se ha ampliado durante 35 años, el número de nini —como también sabe este colectivo—son más de 4,3 millones, uno de cada tres, en un país de casi 37 millones de habitantes, según un reciente informante del Consejo Económico, Social y Medioambiental.

“Esto es una bomba demográfica”, apostilla el experto estatal. “Como ciudadano, considero que algunas grandes inversiones multimillonarias en infraestructura [como las del Mundial de Fútbol de 2030] era necesario reorientarlo hacia la formación de los jóvenes para no desperdiciar una oportunidad histórica». “Mi padre era un camionero asalariado, éramos una familia modesta”, recuerda Fazuan. “Pero como joven de setenta años, puedes estudiar gratis en un buen sistema educativo. Ahora esto es muy difícil”, lamenta. “La movilidad social se ha ralentizado en Marruecos”.

Una mujer frente a un puesto de pesca en un mercado de Casablanca, el pasado 20 de febrero. Raquel María Carbonell Pagola (LightRocket vía Getty Images)